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Qué ver y hacer en el Pirineo Aragonés: 10 cosas imprescindibles

Paisajes por los que podrías sufrir el Síndrome de Stendhal, gastronomía deliciosa y tradicional, pueblos con mucho encanto, actividades deportivas para oxigenarte y sentir emociones fuertes o no tan fuertes, preciosas rutas para todos los niveles, alojamientos para soñar muy cerca de las estrellas. Son solo algunos de los ingredientes que configuran el menú que nos ofrece el Pirineo Aragonés.

¿Quién no ha soñado alguna vez con dejarlo todo e irse a vivir a los Pirineos, o vive con la ilusión de retirarse a sus montañas? Los Pirineos es una de las joyas naturales de la comunidad autónoma de Aragón, con enclaves destacados como Benasque, L’Ainsa, Bielsa, Torla-Ordesa, Biescas, Jaca, Hecho y Ansó. Parajes que van mutando a lo largo del año y para los que siempre hay una buena excusa para visitar: en invierno, podemos esquiar en sus excepcionales estaciones invernales y dejarnos seducir por sus impresionantes montañas nevadas; en verano, nos aguardan paisajes verdes, ibones con aguas cristalinas, bosques y refrescantes cascadas.

¿Qué podemos ver en el Pirineo Aragonés? ¿Cuáles son los mejores planes en los Pirineos de Aragón, tanto en invierno como en verano? Estas son nuestras recomendaciones.

 

Qué hacer en el Pirineo Aragonés en verano

El Pirineo Aragonés ofrece una amplia oferta de actividades para los amantes de la naturaleza en verano. Desde impresionantes rutas de senderismo y escalada en majestuosos picos hasta ciclismo fácil a través de la hermosa naturaleza. Además, puede explorar las encantadoras ciudades y probar las delicias locales. Sumérgete en la belleza de este paraíso de montaña durante tus vacaciones de verano.

Visitar pueblos y ciudades con mucho encanto

En el Pirineo de Huesca una actividad imprescindible que no puede faltar en nuestro viaje es algo tan simple y sencillo como conocer sus localidades de ensueño. Pequeños y típicos pueblos pirenaicos, con rincones increíbles. Algunos de los que no pueden faltar en tu ruta por el Pirineo Aragonés son: Ansó, precioso municipio con un casco urbano empedrado y muy bien conservado; Hecho, capital del valle del mismo nombre que luce con tradicionales casas de piedra; Villanúa, a los pies del pico de Collarada, con un casco antiguo lleno de muestras de arquitectura popular y con enclaves tan atractivos como los dólmenes megalíticos que rodean el municipio.

Tampoco debéis perderos un paseo por la histórica Jaca, que fue la primera capital del reino de Aragón y que hoy es parada obligatoria del Camino de Santiago, de visitantes que quieren esquiar cerca de Jaca y de turistas, con puntos de interés como la Catedral de San Pedro o su espectacular Ciudadela, una fortaleza pentagonal del siglo XVI; una vista a Cerler pueblo, considerado el pueblo más alto del Pirineo Aragonés, pequeñito, pero encantador, y junto a otra visita obligatoria para los amantes del turismo activo, como es Benasque; o pasar por Aínsa, con un encantador aire medieval que te hará viajar a otras épocas y cuyo epicentro está declarado Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico Artístico.

Una auténtica joya es Roda de Isábena, un bellísimo casco urbano del Medievo aragonés con portadas, pasadizos y murallas, así como edificaciones de lo más curiosas como la ex-Catedral de San Vicente, considerada la más antigua de Aragón y la más pequeña de España, que data del siglo XI. Hoy cuenta con una hospedería cuyo restaurante se ubica en el viejo refectorio.

Conocer la misteriosa Estación Internacional de Canfranc

Esta mítica estación de tren se inauguró el 18 de julio de 1928, momento en que se convirtió en la segunda más grande de Europa. Se levantó un espectacular edificio modernista de 241 metros de longitud, con 150 puertas de acceso y unas 350 ventanas.

El cierre de la línea en 1970 abocó al elegante inmueble a décadas de abandono que atraían a numerosos viajeros atraídos por su morboso aire fantasmagórico, así como a productores y directos para rodajes televisivos y cinematográficos… hasta que se convirtió en lo que es ahora, un precioso hotel que acoge visitas guiadas y otras iniciativas organizadas por la oficina de turismo de Canfranc. La antigua estación de ferrocarril está declarada Bien de Interés Cultural y catalogada como monumento desde 2002.

Enclaves naturales que no te puedes perder

Parque nacional Ordesa y Monte Perdido - Pirineo Aragonés

Los Pirineos de Aragón son, en sí, un gran museo al aire libre con infinitos rincones para oxigenarte con paisajes sorprendentes. El mejor ejemplo de ello es el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, declarado como tal en 1918 (fue uno de los primeros parajes protegidos de Europa), y que también es Patrimonio Mundial de la Humanidad desde 1997. Tiene 15.608 hectáreas de superficie y numerosas rutas de senderismo por Ordesa y Monte Perdido, entre las cuales la más famosa es, sin duda, la de “la Cola de Caballo”, una espectacular cascada.

Aquí también están las Gargantas de Escuaín, uno de los valles más desconocidos del Parque Nacional, pero igualmente sorprendentemente bello, con una garganta fluvial que es atravesada por un desfiladero; ideal para los que buscan destinos no tan famosos. Seguramente una de las excursiones más bonitas que podéis hacer en el Pirineo Aragonés.

Otro enclave de visita obligatoria es el Cañón de Añisclo, esculpido por la acción erosiva del río Bellós durante millones de años y a donde se llega desde el pueblo de Escalona. Nos ofrece rutas sencillas para todos los públicos. El valle y circo de Pineta es el último del Parque Nacional con rutas conocidas como Los Llanos de la Larri y el Balcón de Pineta.

El Valle de Tena tiene otras de las rutas en el Pirineo Aragonés más conocidas, como la de los Ibones de Anayet,  Ibón de Piedrafita o los Ibones de Ordicuso en Panticosa. Aquí también está la espectacular ruta de las pasarelas de Panticosa, que sigue sobre el río Caldarés para llegar hasta un mirador con increíbles panorámicas.

El Parque Natural Posets-Maladeta es otra de las paradas obligatorias de los amantes de la naturaleza en los Pirineos de Aragón. Aquí están las cumbres más altas y enclaves como la Maladeta, donde están algunas de las últimas lenguas de hielo del Pirineo Aragonés y que están protegidas con la denominación Monumento Natural de los Glaciares Pirenaicos (son los más meridionales de Europa). Algunas de las mejores rutas en el Pirineo Aragonés es la de los tres refugios (Estós, Viadós y Ángel Orús), que nos ofrece todas las caras del colosal Posets.

Monasterios y otros templos que vale la pena ver en el Pirineo Aragonés

Si sois de los que buscáis hacer turismo por templos que os dejen sin habla, por aquí encontraréis varios. Toma nota: el Monasterio de San Pedro de Siresa, en el valle de Hecho, es románico y originario del siglo IX, destacando por sus notables dimensiones y su singular belleza; el Monasterio de San Adrián de Sasabe, en Borau, construido a finales del siglo XI, importante centro monástico de la época y uno de los monumentos más desconocidos del lugar, en un entorno excepcional; o la ermita de Santa María de Iguácel, declarada Bien de Interés Cultural, joya del románico rural.

Otro imprescindible que podéis ver en el Pirineo Aragonés es el Monasterio de San Victorián, que podría ser el más antiguo de España, ya que data del siglo VI, de época visigoda; el Monasterio de Santa María de Obarra, obra lombarda de principios del siglo XI, en el corazón del valle del río Isábena, en plena naturaleza; el Monasterio de Santa María y San Pedro de Alaón, junto a los farallones de Sant Cugat, en la Ribagorza.

Además, una de las rutas en el Pirineo Aragonés con más encanto para los amantes de la arquitectura religiosa es la “ruta de las iglesias del Serrablo”, que explora pequeñas iglesias románicas con más de mil años de antigüedad.

Ascensión a picos emblemáticos

Monte Perdido - Pirineo Aragonés

Los más montañeros encontrarán en los Pirineos en Aragón retos de lo más interesantes que requieren mucho esfuerzo físico, pero se ven recompensados con creces al alcanzar las cumbres. Algunas de las más simbólicas son: el Aneto, la montaña más alta de los Pirineos con 3.404 metros; el Posets (3.369 metros); el Monte Perdido (3.348 metros); el Anayet (2.545 metros); o el Vignemale o Viñamala (3.298 metros), cima compartida por el Pirineo Aragonés y el Francés. Son los más conocidos, pero si tienes días (y ganas), hay muchos más.

Todos ellos, y especialmente los que sobrepasan los 3.000 metros de altitud, requieren largas jornadas de ascensión y/o hacer noche en refugio, por lo que hay que llevar provisiones y son físicamente muy exigentes. Por tanto, no son aptas para todos los públicos, requieren un entrenamiento y conocimiento previos.

Además, algunas de estas montañas, como el Aneto, tienen glaciares todo el año, por lo que es imprescindible el uso de crampones y piolet. Ojo en esta montaña en época estival, porque tiene un último tramo, el llamado “Paso de Mahoma”, donde suelen producirse aglomeraciones y largas esperas; es aéreo y, aunque no tiene mucha complicación, hay que hacerlo con calma y seguridad.

Deportes de aventura: qué hacer y dónde

Rafting Huesca - Valle de Benasque

Además de senderismo y montañismo, hay otros deportes de aventura y al aire libre que podemos practicar en el extenso territorio del Pirineo Aragonés. Por ejemplo, en Hoz de Jaca tenemos la oportunidad de sobrevolar el pantano de Búbal con la espectacular Tirolina del valle de Tena, de doble vía (para ir dos personas de manera simultánea) con un impresionante recorrido de 950 metros a 120 metros de altura y que llega a los 90 kilómetros por hora.

Otra actividad ideal para los que no saben estar quietos en sus vacaciones es el barranquismo. ¿Y dónde mejor que practicarlo en la Sierra de Guara? Aquí hay multitud de descensos de diferentes niveles. El Pirineo Aragonés también es un paraíso para los amantes de la escalada, con destinos excepcionales como la cara oeste de la Faucata, Gallinero-Cotatuero o Tozal del Mallo-Carriata, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

Otro deporte de aventura que hacer en el Pirineo Aragonés es el rafting en Benasque, con entornos privilegiados como el río Ésera, en la vertiente norte del macizo de la Maladeta, apto para todos los públicos, o rafting en el río Ara, con descensos más técnicos para quienes busquen sentir cómo se les dispara la adrenalina. El kayak es una actividad deportiva más tranquila, ideal para familias, que se puede desarrollar en parajes de fantasía como el Congost de Mont-Rebei –compartido por Aragón y Cataluña-, los embalses de Mediano y el Grado en Aínsa o el embalse de Lanuza en el valle de Tena.

Si viajáis en familia, un plan ideal para estar activos y rodeados de naturaleza es visitar el parque Lacuniacha, un espacio de 30 hectáreas para ver de cerca muchos animales salvajes del lugar en su hábitat natural (como sarrios, cabras montesas o bisontes europeos) al mismo tiempo que disfrutáis de un agradable paseo por el monte. Está en Piedrafita de Jaca, en el valle de Tena.

Por otro lado, podemos practicar deportes de aventura en las estaciones de esquí del Pirineo Aragonés que también abren en verano. Por ejemplo, Formigal en verano nos propone subirnos en quad y buggy, explorar las grutas de Betharram, adentrarnos en las tirolinas del Valle de Tena y pasarelas de Biescas Aventura o hacer vías ferratas; y Cerler ofrece la posibilidad de hacer parapente o practicar piragüismo en su entorno.

Relax en balnearios del Pirineo Aragonés

Una de las cosas que podemos hacer en el Pirineo Aragonés para relajarnos, desconectar y parar un poco, es ir a uno de sus prestigiosos balnearios. Porque tu cuerpo se lo merece después de tanta actividad. Los mejores son dos: el Balneario de Panticosa, con las famosas Termas de Tiberio, con aguas mineromedicinales que salen de la tierra a 53 grados y aconsejada para el tratamiento de diferentes enfermedades; y el Balneario Vilas del Turbón, con aguas que proceden del manantial Virgen de la Peña e indicadas para aliviar problemas respiratorios, reumatológicos o renales. Aunque ambos lugares también son ideales, simplemente, para descansar.

Gastronomía de montaña

Uno de los grandes placeres en todo viaje que se precie es una buena gastronomía. Y el Pirineo Aragonés no iba a ser menos. Conocer sus platos típicos es también una manera de adentrarse en la cultura de la zona. Su comida se caracteriza por tener un alto contenido en proteínas para aguantar las bajas temperaturas del invierno y para reponer las calorías quemadas por el esfuerzo físico que requieren sus valles y montañas.

Entre sus platos destacamos: la ensalada aragonesa, con patatas hervidas, pepino, cebolla, ajo, atún en escabeche, lechuga tomate y aceitunas de la tierra; las judías blancas con huevos duros; los boliches de Embún, Aratorés o Escuer; el recado de Binéfar; la caparrona de Monzón; las migas aragonesas (también conocidas como migas del pastor); la sopa de ajos aragonesa; y las carnes de la zona, como el cordero, la liebre, la cordorniz, la perdiz, el jabalí o el ternasco de Aragón.

Qué hacer en el Pirineo Aragonés en invierno

¿Qué ver en el Pirineo Aragonés cuando llega el frío y las laderas se tiñen del blanco de la nieve? Lo cierto es que casi todo lo que hemos mencionado anteriormente lo podemos hacer también en invierno; a excepción de las ascensiones a altas montañas, que se complican mucho con nieve y heladas. En este momento, solo son aptas para alpinistas con experiencia.

Pero los paseos por senderos, visitas a templos, relajación en balnearios o recorridos por pueblos, son actividades que podemos hacer con un telón de fondo muy diferente: ahora el verde se torna blanco. Una buena excusa para volver al Pirineo de Huesca. Además, hay algunos planes que solo podemos hacer en invierno:

Esquiar en alguna de sus estaciones de esquí

El Pirineo Aragonés es un fantástico destino de nieve y en su territorio cuenta con cuatro estaciones de gran prestigio: Formigal-Panticosa, Cerler, Astún y Candanchú. La más extensa es Formigal-Panticosa, la unión de dos grandes sectores que suman 147 pistas de diferentes niveles de dificultad y que es todo un clásico de la temporada de esquí.

Esquiar en Cerler también tiene renombre por su ubicación, junto al valle de Benasque, y por tener una orientación norte que favorece unas condiciones de la nieve excepcionales, además de tener la pista más larga de España, de un total de 9 kilómetros.

Las estaciones de esquí de Astún y Candanchú suman hasta 100 kilómetros esquiables y el primer sector es conocido por tener una buena cantidad de nieve polvo. En nuestra web podrás encontrar paquetes de Hotel + Forfait en Formigal a precios exclusivos, añade alquiler, seguro o clases de esquí, si las necesitas.

Otros deportes de nieve y aventura

En el Pirineo Aragonés y en sus estaciones de esquí podemos hacer mucho más que ponernos los esquís o subirnos a la tabla de snowboard en invierno. Hay muchas cosas que hacer en Formigal-Panticosa si no esquías, por ejemplo, podemos hacer excursiones guiadas en motos de nieve, participar en curiosos talleres de construcción de iglús, volar en parapente sobre las blancas montañas pirenaicas, pasear sobre raquetas de nieve o hacer vivac con guía; en Cerler se ofrece SpeedRiding, una experiencia increíble y diferente para sobrevolar el valle de Benasque o descubrir los alrededores a bordo de trineos tirados por perros, el conocido “mushing”. Propuestas similares encontramos en las pistas y entorno de Astún y Candanchú.

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Publicado por Viajes Estiber

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