Paisajes por los que podrías sufrir el Síndrome de Stendhal, gastronomía deliciosa y tradicional, pueblos con mucho encanto, actividades deportivas para oxigenarte y sentir emociones fuertes o no tan fuertes, preciosas rutas para todos los niveles, alojamientos para soñar muy cerca de las estrellas.
Son solo algunos de los ingredientes que configuran el menú que nos ofrece el Pirineo Aragonés. ¿Quién no ha soñado alguna vez con dejarlo todo e irse a vivir a los Pirineos, o vive con la ilusión de retirarse a sus montañas? Los Pirineos es una de las joyas naturales de la comunidad autónoma de Aragón, con enclaves destacados como Benasque, L’Ainsa, Bielsa, Torla-Ordesa, Biescas, Jaca, Hecho y Ansó.
Parajes que van mutando a lo largo del año y para los que siempre hay una buena excusa para visitar: en invierno, podemos esquiar en el Pirineo Aragonés y dejarnos seducir por sus impresionantes montañas nevadas; en verano, nos aguardan paisajes verdes, ibones con aguas cristalinas, bosques y refrescantes cascadas. ¿Qué podemos ver y hacer en el Pirineo Aragonés? ¿Cuáles son los mejores planes en los Pirineos de Aragón, tanto en invierno como en verano? Estas son nuestras recomendaciones.
Salta directamente a:
- 1 Qué hacer en el Pirineo Aragonés en verano
- 1.1 Visitar pueblos y ciudades con mucho encanto
- 1.2 Conocer la misteriosa Estación Internacional de Canfranc
- 1.3 Enclaves naturales que no te puedes perder
- 1.4 Monasterios y otros templos que vale la pena ver en el Pirineo Aragonés
- 1.5 Ascensión a picos emblemáticos
- 1.6 Deportes de aventura: qué hacer y dónde
- 1.7 Relax en balnearios del Pirineo Aragonés
- 1.8 Gastronomía de montaña en el Pirineo Aragonés
- 1.9 Música y cultura en el Festival Pirineos Sur
- 1.10 Ir al Parque Faunístico de Lacuniacha
- 2 Qué hacer en el Pirineo Aragonés en invierno
Qué hacer en el Pirineo Aragonés en verano
El Pirineo Aragonés ofrece una amplia oferta de actividades para los amantes de la naturaleza en verano. Desde impresionantes rutas de senderismo y escalada en majestuosos picos hasta ciclismo fácil a través de la hermosa naturaleza. Además, puede explorar las encantadoras ciudades y probar las delicias locales. Sumérgete en la belleza de este paraíso de montaña durante tus vacaciones de verano.
Visitar pueblos y ciudades con mucho encanto
En el Pirineo, uno de los mejores planes que hacer en Huesca es algo tan simple y sencillo como conocer sus localidades de ensueño. Pequeños y típicos pueblos pirenaicos, con rincones increíbles. Algunos de los que no pueden faltar en tu ruta por el Pirineo Aragonés son: Ansó, precioso municipio con un casco urbano empedrado y muy bien conservado; Hecho, capital del valle del mismo nombre que luce con tradicionales casas de piedra; Villanúa, a los pies del pico de Collarada, con un casco antiguo lleno de muestras de arquitectura popular y con enclaves tan atractivos como los dólmenes megalíticos que rodean el municipio.
Tampoco debéis perderos un paseo por la histórica Jaca, que fue la primera capital del reino de Aragón y que hoy es parada obligatoria del Camino de Santiago, de visitantes que quieren esquiar cerca de Jaca y de turistas, con puntos de interés como la Catedral de San Pedro o su espectacular Ciudadela, una fortaleza pentagonal del siglo XVI; una vista a Cerler pueblo, considerado el pueblo más alto del Pirineo Aragonés, pequeñito, pero encantador, y junto a otra visita obligatoria para los amantes del turismo activo, como es Benasque; o pasar por Aínsa, con un encantador aire medieval que te hará viajar a otras épocas y cuyo epicentro está declarado Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico Artístico.
Una auténtica joya es Roda de Isábena, un bellísimo casco urbano del Medievo aragonés con portadas, pasadizos y murallas, así como edificaciones de lo más curiosas como la ex-Catedral de San Vicente, considerada la más antigua de Aragón y la más pequeña de España, que data del siglo XI. Hoy cuenta con una hospedería cuyo restaurante se ubica en el viejo refectorio.
Conocer la misteriosa Estación Internacional de Canfranc
Esta mítica estación de tren se inauguró el 18 de julio de 1928, momento en que se convirtió en la segunda más grande de Europa. Se levantó un espectacular edificio modernista de 241 metros de longitud, con 150 puertas de acceso y unas 350 ventanas.
El cierre de la línea en 1970 abocó al elegante inmueble a décadas de abandono que atraían a numerosos viajeros atraídos por su morboso aire fantasmagórico, así como a productores y directos para rodajes televisivos y cinematográficos… hasta que se convirtió en lo que es ahora, un precioso hotel que acoge visitas guiadas y otras iniciativas organizadas por la oficina de turismo de Canfranc. La antigua estación de ferrocarril está declarada Bien de Interés Cultural y catalogada como monumento desde 2002.
Enclaves naturales que no te puedes perder
- Los Pirineos de Aragón son, en sí, un gran museo al aire libre con infinitos rincones para oxigenarte con paisajes sorprendentes. El mejor ejemplo de ello es el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, declarado como tal en 1918 (fue uno de los primeros parajes protegidos de Europa), y que también es Patrimonio Mundial de la Humanidad desde 1997. Tiene 15.608 hectáreas de superficie y numerosas rutas de senderismo por Ordesa y Monte Perdido, entre las cuales la más famosa es, sin duda, la de “la Cola de Caballo”, una espectacular cascada.
- Aquí también están las Gargantas de Escuaín, uno de los valles más desconocidos del Parque Nacional, pero igualmente sorprendentemente bello, con una garganta fluvial que es atravesada por un desfiladero; ideal para los que buscan destinos no tan famosos. Seguramente una de las excursiones más bonitas que podéis hacer en el Pirineo Aragonés.
- Otro enclave de visita obligatoria es el Cañón de Añisclo, esculpido por la acción erosiva del río Bellós durante millones de años y a donde se llega desde el pueblo de Escalona. Nos ofrece rutas sencillas para todos los públicos. El valle y circo de Pineta es el último del Parque Nacional con rutas conocidas como Los Llanos de la Larri y el Balcón de Pineta. Además, en esta localidad se puede pernoctar en un lugar único, el refugio Pineta, envuelto de montañas y paisajes increibles.
- El Valle de Tena tiene otras de las rutas en el Pirineo Aragonés más conocidas, como la de los Ibones de Anayet, Ibón de Piedrafita o los Ibones de Ordicuso en Panticosa. Aquí también está la espectacular ruta de las pasarelas de Panticosa, que sigue sobre el río Caldarés para llegar hasta un mirador con increíbles panorámicas.
- El Parque Natural Posets-Maladeta es otra de las paradas obligatorias de los amantes de la naturaleza en los Pirineos de Aragón. Aquí están las cumbres más altas y enclaves como la Maladeta, donde están algunas de las últimas lenguas de hielo del Pirineo Aragonés y que están protegidas con la denominación Monumento Natural de los Glaciares Pirenaicos (son los más meridionales de Europa). Algunas de las mejores rutas en el Pirineo Aragonés es la de los tres refugios (Estós, Viadós y Ángel Orús), que nos ofrece todas las caras del colosal Posets.
Monasterios y otros templos que vale la pena ver en el Pirineo Aragonés
Si sois de los que buscáis hacer turismo por templos que os dejen sin habla, por aquí encontraréis varios. Toma nota: el Monasterio de San Pedro de Siresa, en el valle de Hecho, es románico y originario del siglo IX, destacando por sus notables dimensiones y su singular belleza; el Monasterio de San Adrián de Sasabe, en Borau, construido a finales del siglo XI, importante centro monástico de la época y uno de los monumentos más desconocidos del lugar, en un entorno excepcional; o la ermita de Santa María de Iguácel, declarada Bien de Interés Cultural, joya del románico rural.
Otro imprescindible que podéis ver y hacer en el Pirineo Aragonés es visitar el Monasterio de San Victorián, que podría ser el más antiguo de España, ya que data del siglo VI, de época visigoda; el Monasterio de Santa María de Obarra, obra lombarda de principios del siglo XI, en el corazón del valle del río Isábena, en plena naturaleza; el Monasterio de Santa María y San Pedro de Alaón, junto a los farallones de Sant Cugat, en la Ribagorza.
Además, una de las rutas en el Pirineo Aragonés con más encanto para los amantes de la arquitectura religiosa es la “ruta de las iglesias del Serrablo”, que explora pequeñas iglesias románicas con más de mil años de antigüedad.
Ascensión a picos emblemáticos
Los más montañeros encontrarán en los Pirineos en Aragón retos de lo más interesantes que requieren mucho esfuerzo físico, pero se ven recompensados con creces al alcanzar las cumbres. Algunas de las más simbólicas son: el Aneto, la montaña más alta de los Pirineos con 3.404 metros; el Posets (3.369 metros); el Monte Perdido (3.348 metros); el Anayet (2.545 metros); o el Vignemale o Viñamala (3.298 metros), cima compartida por el Pirineo Aragonés y el Francés. Son los más conocidos, pero si tienes días (y ganas), hay muchos más.
Todos ellos, y especialmente los que sobrepasan los 3.000 metros de altitud, requieren largas jornadas de ascensión y/o hacer noche en refugio, por lo que hay que llevar provisiones y son físicamente muy exigentes. Por tanto, no son aptas para todos los públicos, requieren un entrenamiento y conocimiento previos.
Además, algunas de estas montañas, como el Aneto, tienen glaciares todo el año, por lo que es imprescindible el uso de crampones y piolet. Ojo en esta montaña en época estival, porque tiene un último tramo, el llamado “Paso de Mahoma”, donde suelen producirse aglomeraciones y largas esperas; es aéreo y, aunque no tiene mucha complicación, hay que hacerlo con calma y seguridad.
Deportes de aventura: qué hacer y dónde
Además de senderismo y montañismo, hay otros deportes de aventura y al aire libre que podemos practicar en el extenso territorio del Pirineo Aragonés. Por ejemplo, en Hoz de Jaca tenemos la oportunidad de sobrevolar el pantano de Búbal con la espectacular Tirolina del valle de Tena, de doble vía (para ir dos personas de manera simultánea) con un impresionante recorrido de 950 metros a 120 metros de altura y que llega a los 90 kilómetros por hora.
Otra actividad ideal para los que no saben estar quietos en sus vacaciones es el barranquismo. ¿Y dónde mejor que practicarlo en la Sierra de Guara? Aquí hay multitud de descensos de diferentes niveles. El Pirineo Aragonés también es un paraíso para los amantes de la escalada, con destinos excepcionales como la cara oeste de la Faucata, Gallinero-Cotatuero o Tozal del Mallo-Carriata, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Otro deporte de aventura que ver y hacer en el Pirineo Aragonés es el rafting en Benasque, con entornos privilegiados como el río Ésera, en la vertiente norte del macizo de la Maladeta, apto para todos los públicos, o rafting en el río Ara, con descensos más técnicos para quienes busquen sentir cómo se les dispara la adrenalina. El kayak es una actividad deportiva más tranquila, ideal para familias, que se puede desarrollar en parajes de fantasía como el Congost de Mont-Rebei –compartido por Aragón y Cataluña-, los embalses de Mediano y el Grado en Aínsa o el embalse de Lanuza en el valle de Tena.
Por otro lado, podemos practicar deportes de aventura en las estaciones de esquí del Pirineo Aragonés que también abren en verano. Por ejemplo, Formigal en verano nos propone subirnos en quad y buggy, explorar las grutas de Betharram, adentrarnos en las tirolinas del Valle de Tena y pasarelas de Biescas Aventura o hacer vías ferratas; y Cerler ofrece la posibilidad de hacer parapente o practicar piragüismo en su entorno.
Relax en balnearios del Pirineo Aragonés
Una de las cosas que ver y hacer en el Pirineo Aragonés para relajarnos, desconectar y parar un poco, es ir a uno de sus prestigiosos balnearios. Porque tu cuerpo se lo merece después de tanta actividad. Los mejores son dos: el Balneario de Panticosa, con las famosas Termas de Tiberio, con aguas mineromedicinales que salen de la tierra a 53 grados y aconsejada para el tratamiento de diferentes enfermedades; y el Balneario Vilas del Turbón, con aguas que proceden del manantial Virgen de la Peña e indicadas para aliviar problemas respiratorios, reumatológicos o renales. Aunque ambos lugares también son ideales, simplemente, para descansar.
Gastronomía de montaña en el Pirineo Aragonés
Uno de los grandes placeres en todo viaje que se precie es una buena gastronomía. Y el Pirineo Aragonés no iba a ser menos. Conocer sus platos típicos es también una manera de adentrarse en la cultura de la zona. Su comida se caracteriza por tener un alto contenido en proteínas para aguantar las bajas temperaturas del invierno y para reponer las calorías quemadas por el esfuerzo físico que requieren sus valles y montañas.
Entre sus platos destacamos: la ensalada aragonesa, con patatas hervidas, pepino, cebolla, ajo, atún en escabeche, lechuga tomate y aceitunas de la tierra; las judías blancas con huevos duros; los boliches de Embún, Aratorés o Escuer; el recado de Binéfar; la caparrona de Monzón; las migas aragonesas (también conocidas como migas del pastor); la sopa de ajos aragonesa; y las carnes de la zona, como el cordero, la liebre, la cordorniz, la perdiz, el jabalí o el ternasco de Aragón.
Música y cultura en el Festival Pirineos Sur
Lanuza es un pueblo que bien podríamos comparar con el ave fénix: ha pasado del abandono total hasta resurgir con mucha vida y convertirse en uno de los destinos de moda en el Pirineo Aragonés en verano.
Se trata de un pueblo que estuvo a punto de quedar sumergido por la construcción del embalse del mismo nombre junto al río Gállego. En 1978 los últimos habitantes marcharon, pero las previsiones no se cumplieron y el agua tan solo inundó los campos y las casas más bajas.
Después de sufrir varios saqueos, el pueblo resucito a partir de 1990 y hoy tiene más de 70 viviendas y un evento que atrae a miles de personas todos los veranos: el Festival Internacional Pirineos Sur.
Con él, las calles de Lanuza se llenan de música y cultura durante dos semanas a mediados de julio, con exposiciones, talleres, mercados y pasacalles. Además, se monta un espectacular escenario flotante sobre las aguas del embalse que no lograron acabar con la vida del pueblo.
Ir al Parque Faunístico de Lacuniacha
En el Valle de Tena hay un parque de animales que es un plan ideal que ver y hacer en el Pirineo Aragonés en verano con la familia. Nos referimos al Parque Faunístico de Lacuniacha, que está en Piedrafita de Jaca. Se trata de un extenso bosque de 30 hectáreas en el que habitan decenas de especies en régimen de semilibertad. Son animales que viven o vivieron en algún momento en la zona.
El parque ofrece un itinerario señalizado y didáctico, con carteles que ofrecen explicaciones sobre la fauna que se puede ir contemplando mientras paseas. El recorrido es de 4 kilómetros y algunos de los animales más emblemáticos que se pueden ver son caballos de Prezwalski, bisontes europeos, lobos, osos pardos, linces boreales, ciervos, íbices alpinos, zorros, gamos y muflones. ¡Estad atentos!
Qué hacer en el Pirineo Aragonés en invierno
¿Qué ver y hacer en el Pirineo Aragonés cuando llega el frío y las laderas se tiñen del blanco de la nieve? Lo cierto es que casi todo lo que hemos mencionado anteriormente lo podemos hacer también en invierno; a excepción de las ascensiones a altas montañas, que se complican mucho con nieve y heladas. En este momento, solo son aptas para alpinistas con experiencia.
Pero los paseos por senderos, visitas a templos, relajación en balnearios o recorridos por pueblos, son actividades que podemos hacer con un telón de fondo muy diferente: ahora el verde se torna blanco. Una buena excusa para volver al Pirineo de Huesca. Además, hay algunos planes que solo podemos hacer en invierno:
Esquiar en alguna de sus estaciones de esquí
El Pirineo Aragonés es un fantástico destino de nieve y en su territorio cuenta con cuatro estaciones de gran prestigio: Formigal-Panticosa, Cerler, Astún y Candanchú. La más extensa es Formigal-Panticosa, la unión de dos grandes sectores que suman 147 pistas de diferentes niveles de dificultad y que es todo un clásico de la temporada de esquí.
Esquiar en Cerler también tiene renombre por su ubicación, junto al valle de Benasque, y por tener una orientación norte que favorece unas condiciones de la nieve excepcionales, además de tener la pista más larga de España, de un total de 9 kilómetros.
Las estaciones de esquí de Astún y Candanchú suman hasta 100 kilómetros esquiables y el primer sector es conocido por tener una buena cantidad de nieve polvo. En nuestra web podrás encontrar paquetes de Hotel + Forfait en Formigal a precios exclusivos, añade alquiler, seguro o clases de esquí, si las necesitas.
Otros deportes de nieve y aventura
En el Pirineo Aragonés y en sus estaciones de esquí podemos hacer mucho más que ponernos los esquís o subirnos a la tabla de snowboard en invierno. Hay muchas cosas que hacer en Formigal-Panticosa si no esquías, por ejemplo, podemos hacer excursiones guiadas en motos de nieve, participar en curiosos talleres de construcción de iglús, volar en parapente sobre las blancas montañas pirenaicas, pasear sobre raquetas de nieve o hacer vivac con guía; en Cerler se ofrece SpeedRiding, una experiencia increíble y diferente para sobrevolar el valle de Benasque o descubrir los alrededores a bordo de trineos tirados por perros, el conocido “mushing”. Propuestas similares encontramos en las pistas y entorno de Astún y Candanchú.
Visita el Pabellón de Hielo de Jaca
En una escapada invernal, ¿te has quedado con ganas de seguir haciendo deporte cuando cierran las pistas? ¿Ha salido un mal día y buscáis un sitio donde divertiros en familia y a cubierto? Un plan ideal para hacer en el Pirineo Aragonés en invierno es ir al Pabellón de Hielo de Jaca.
Como sabes, esta bonita ciudad es uno de los epicentros para conocer la zona y para esquiar en las pistas. También tiene un completo complejo para patinar sobre hielo y practicar otras actividades.
El Pabellón de Hielo de Jaca no es un lugar cualquiera. Es el único de España con dos pistas de hielo: una tiene medidas olímpicas (60×30 metros) y la otra es lúdica, para el uso y disfrute del público general (con un tamaño que tampoco está nada mal, de 50×20 metros). El edificio lo distinguirás fácilmente desde fuera, ya que tiene una estructura un tanto peculiar, con una cúpula moderna que alterna estructuras opacas, vidrio y acero.
Puedes acceder a patinar sobre hielo con tus propios patines o bien alquilar unos allí mismo, con tarifas diferenciadas. También ponen a disposición del público alquiler de trineos y venta de guantes. Hay tarifas especiales para grupos de a partir de 20 personas.
El patinaje sobre hielo es la actividad habitual que practica aquí el público general, pero hay que decir que el Pabellón de Hielo de Jaca es toda una referencia en la práctica y competiciones de curling. De hecho, es sede de los Campeonatos de España de este deporte desde 2017.
La Glera y Las Mugas: cena y alojamiento en alta montaña
¿Te imaginas cenar y dormir en un paraje absolutamente salvaje, en medio de las altas montañas nevadas de los Pirineos? No estamos hablando de vivir una experiencia extrema de supervivencia en vivac. Ahora es posible experimentar la sensación de estar en medio de la nada (¡o en medio de todo, según se mire!) gracias a las propuestas de La Glera y Las Mugas en el Pirineo Aragonés.
Vamos por partes. La Glera es una experiencia gastronómica que nos invita a cenar en una pequeña cabaña ubicada a más de 2.000 metros de altitud en el dominio de la estación de esquí de Formigal. Es muy exclusivo, solo tiene capacidad para 16 personas. La forma de llegar también está muy limitada: solo se puede acceder con máquina pisapistas, por lo que el viaje hasta allí ya es en sí una vivencia especial.
¿Y cómo son las cenas? Primero, destaca el entorno mágico, entre el silencio nocturno de la montaña y la luz de la luna y las estrellas. Segundo, sirven platos típicos del valle elaborados con mucho mimo, como cocidos y carnes a la brasa, así como postres caseros. Las cervezas se enfrían directamente en la nieve.
Por otro lado, una experiencia todavía más completa es la que proponen Las Mugas en Formigal, a 1.800 metros de altitud. En este caso, combina cena, alojamiento y desayuno. Los manjares son comidas elaboradas por chefs de altura con ingredientes locales y que se degustan en uno de estos domos.
Después, los participantes se alojan en una especie de “hoteles iglú” de diseño, de 35 metros cuadrados y con todas las comodidades. Tienen un gran ventanal frente a la cama, para que las montañas nevadas del Pirineo Aragonés sea lo primero que veas al abrir los ojos por la mañana.
Vivir la fiesta après-ski en Marchica
Si te gusta la fiesta y vas en invierno al Pirineo Aragonés, hay un lugar por el que tienes que pasar sí o sí: Marchica. Se trata del après-ski de moda de la estación de Formigal, un establecimiento que abre todo el día y que se transforma de forma camaleónica. Durante el día, es un bar; por la noche, se convierte en una de las discotecas más animadas de los Pirineos.
Marchica en Formigal está junto al edificio de Sextas y se inspira en la típica decoración de una taberna de Los Alpes. Tiene dos plantas, una VIP y otra accesible para todo el mundo, ambas con barra propia. Además, hay una amplia terraza exterior, que es la zona con más ambiente y donde está la cabina del DJ. Es el lugar a donde van los esquiadores que quieren darlo todo cuando cierran las pistas, así que no es raro ver a la gente bailando en la pista con tus trajes de nieve o disfrazados.