La temporada de esquí acaba de comenzar. Y eso significa que muchos de vosotros vais a aprovechar estos fines de semana para ir a cualquiera de las estaciones de esquí que hay esparcidas por todo el país.
Pero antes de salir, es muy importante que reviséis detenidamente todo vuestro equipo para que, de esta manera, podáis practicar esquí o snowboard con la tranquilidad de que no vais a sufrir ninguna lesión o tener un susto.
Una de las cosas imprescindibles que tenéis que revisar antes de coger carretera y manta son las botas de esquí.
Salta directamente a:
- 1 ¿Qué tipos de botas de esquí existen?
- 2 Elige bien tus botas de esquí y acertarás
- 2.1 La rigidez es importante
- 2.2 El nivel de experiencia y las características físicas sí importan
- 2.3 No os dejéis llevar solo por la comodidad
- 2.4 Conocer la morfología de tu píe es fundamental
- 2.5 Fijaros bien en los cierre de la caña
- 2.6 Los apoyos de las botas son también importantes
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¿Qué tipos de botas de esquí existen?
Poneros en situación: ¿acabáis de revisar el equipo y os habéis dado cuenta que vuestros esquís y/o botas de esquí son demasiado antiguas o han quedado inservibles? De ser así, no os va a quedar más remedio que sustituirlas por otras nuevas. Para ello, antes de escoger un modelo tenéis que tener en cuenta los distintos tipos de botas de esquí que existen en cualquier tienda.
- Botas con enganche. Se caracterizan por contar con una apertura delantera a lo largo de toda la bota que aporta una flexibilidad más que notable. El único hándicap que tienen es que resultan algo difíciles de calzar. Es el modelo más extendido entre todos los esquiadores.
- Botas con entrada trasera. Estas botas son más fáciles de calzar que las anteriores, pero por el contrario ofrecen menos flexibilidad en la parte delantera y precisión en sus cierres. Se usan sobre todo entre esquiadores de nivel amateur o medio.
- Botas mid. Estas últimas combinan gran parte de las virtudes de las dos anteriores, aunque son muchos los usuarios que apuntan que les falta algo de flexibilidad. Están extendidas entre los usuarios de un nivel medio o avanzado.
Elige bien tus botas de esquí y acertarás
Ahora que ya habéis conocido los distintos tipos de botas de esquí que hay, a continuación vamos a daros una serie de consejos para que elijáis el modelo que mejor se adapte a vosotros:
La rigidez es importante
La rigidez o flexibilidad de unas botas de esquí se mide a través del índice de flexión o flex. Este índice indica la resistencia y dureza de los materiales de la bota y su inclinación o cómo está permite doblarse hacia adelante.
Cuanto menos flex tengan las botas, mayor será su flexibilidad y cuanto mayor sea el flex, más rigidas serán y mayor precisión obtendrás. Los valores flex pueden oscilar entre el 50 y 130, aunque suelen existir botas de más flex aunque éstas suelen ser de competición.
No obstante, tenéis que tener en cuenta que el flex puede variar entre botas de diferentes marcas, así que tenéis que ir con ojo y asesoraros correctamente.
El nivel de experiencia y las características físicas sí importan
El índice de flexión que escojas tiene mucho que ver con tu nivel de experiencia y tus características físicas y es en base a éstas que utilizarás un rango de flexión u otro y escogerás un tipo de bota u otra:
Según tu nivel de experiencia
- Fase de iniciación (Sensación suave) Lo mejor es escoger una bota blanda y con poco flex, de menos de 60.
- Fase de aprendizaje (Sensación Media). Lo mejor es una bota de gama media, de flex de 70 a 90.
- Fase experto (Sensación Dura). Escoger una bota de alta rigidez con flex de más de 100.
- Fase de competición (Sensación muy dura). Escoger una bota de alta rigidez con flex de más de 130.
Los valores para mujeres suelen ser un poco más bajos que para hombres (entre 10 y 20 en cada caso) y su diseño también ha evolucionado con el tiempo.
Según tus características físicas
- Fase de iniciación. El índice de flexión se corresponde con el peso.
- Fase de aprendizaje. +10 de peso respecto al índice de flexión, siempre y cuando estés en buena forma.
- Fase experto. +10 o +20 de tu peso para obtener la rigidez que necesitas.
No os dejéis llevar solo por la comodidad
Existen multitud de empresas que utilizan el reclamo de la comodidad a la hora de vender su equipo. Pero mucho cuidado con esto. Es normal que busquemos sentirnos como ‘pez en el agua’ con las botas. Sin embargo, si elegimos un material demasiado endeble o flexible, lo pagaremos directamente en la pista, algo que se traducirá después en una conducción bastante imprecisa. En este sentido, es importante que elijáis un modelo que se adapte perfectamente a la morfología de vuestro pie.
Conocer la morfología de tu píe es fundamental
Existen diferentes tipos de botas de esquí para adaptarse correctamente a la forma de vuestro pie en función de la longitud, la anchura y la forma.
- Talla estrecha o corta si el pie cuenta con una anchura de 97-98 mm.
- Talla normal o media si la anchura del píe alcanza los 100 mm.
- Talla ancha o larga si la anchura del pie está entre los 102 mm y los 106 mm.
Fijaros bien en los cierre de la caña
Son muchos los usuarios que solo se fijan en los cierres de la parte baja de la bota pensando que son los más importantes. Pero nada más lejos de la realidad. El cierre de caña es también esencial a la hora de conseguir un perfecto agarre lo largo de toda la pantorrilla que después se traduzca en una experiencia más segura y satisfactoria en la pista.
Los apoyos de las botas son también importantes
Otro de los aspectos que hay que verificar concienzudamente es el de los apoyos. Para ello, no está de más que os pongáis la bota y os apoyéis directamente en la lengüeta y después también en la parte trasera, la cual debe ser algo más elástica. Aquí depende un poco de vuestra experiencia bajo los esquís o el tipo de actividad que vayáis a realizar. Por esta razón, tampoco es mala idea que le pidáis consejos al vendedor, ya que en la mayoría de ocasiones es una persona especializada en este sector que sabrá darte una respuesta mucho adapta a tus necesidades.
La prueba del algodón: Los dedos deben tocar la punta interior de la bota, al mismo tiempo que tienes que poder moverlos con libertad. Si no es así, coge una talla menos. La «prueba del algodón» es: camina y comprueba que el talón no se separa de la bota y que no te hace daño; si es así, es tu talla ideal.
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